Saludos amigos de Chirchi, en los últimos días, el mundo geek se puso patas arriba gracias a una controversia, todo empezó con una imagen, un documento que, supuestamente, había sido emitido por el legendario estudio Ghibli de animación japonés, exigiendo el cierre de una app Chat gpt, por copiar su estilo artístico. Pero como en todo buen relato de fantasía, nada fue lo que parecía.
El 26 de marzo, un usuario de X anunció el lanzamiento de una aplicación que prometía algo irresistible para fans del arte animado japonés: transformar tus fotos en ilustraciones al estilo Studio Ghibli. El concepto, por supuesto, generó furor. Las redes se llenaron de retratos con vibras que recordaban a “Mi Vecino Totoro” o “El Viaje de Chihiro”, y no faltaron quienes comenzaron a etiquetar sus creaciones como “arte Ghibli” con orgullo.
Sin embargo, al día siguiente, el mismo usuario publicó una supuesta carta de cese y desistimiento firmada por los representantes legales de Studio Ghibli. En el documento, que lucía tan formal como preocupante, el estudio acusaba a la app de infringir sus derechos de autor, utilizando su estilo, nombres y estética sin permiso alguno. Las demandas eran claras: retirar la app, eliminar todo contenido promocional y responder en menos de una semana. En resumen, parecía que se avecinaba una batalla legal.

Como era de esperarse, el documento se viralizó a la velocidad de un gato-bus. Muchos medios incluyendo la reconocida NHK comenzaron a cubrir la historia, citando el supuesto enfrentamiento entre Studio Ghibli y la aplicación llamada “Gib”.
Pero aquí es donde la narrativa dio un giro drástico. Al ser consultado por NHK, un portavoz de Studio Ghibli negó rotundamente la autenticidad del aviso legal.
“No hemos emitido ninguna carta de advertencia”, dijeron, dejando claro que el documento era completamente falso. Un montaje. Un fake. Una ilusión animada, pero no por Miyazaki.
Todo indica que alguien aprovechó la sensibilidad del tema la combinación explosiva entre nostalgia, arte y tecnología para difundir un documento falso que jugaba con el miedo real que muchas personas tienen respecto a la IA y los derechos de autor. La carta era tan detallada y formal que muchos no dudaron ni un segundo en su veracidad.
Pero aunque Ghibli dejó claro que no fue parte de esta historia, el episodio sí pone el foco sobre un tema candente: el uso de estilos visuales protegidos por copyright en herramientas de inteligencia artificial.
Por ahora, Studio Ghibli no ha emitido comentarios adicionales sobre el uso de su estética en este tipo de aplicaciones. No se sabe si el estudio tomará acciones legales en el futuro, especialmente considerando que estas herramientas permiten crear imágenes que evocan sus películas sin utilizar directamente personajes o nombres registrados.
Aun así, la situación deja claro que la delgada línea entre homenaje y apropiación indebida se vuelve cada vez más difusa en la era de la IA generativa.
Más allá del chisme viral, esta historia sirve como una advertencia: no todo lo que circula en redes es real, y cuando se trata de propiedad intelectual, las emociones pueden nublar el juicio. El respeto por el trabajo artístico original sigue siendo clave, especialmente cuando la tecnología permite emularlo con apenas un par de clics.
Y aunque esta vez Studio Ghibli no sacó su espada legal, el simple rumor bastó para desatar una ola de especulaciones. Como buenos fans, lo mejor que podemos hacer es informarnos, verificar y seguir celebrando el arte, sin caer en falsos escándalos.
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