Holichiwa, amigos otakus de Chirchi!. Si hoy en día puedes disfrutar de maratones de anime en plataformas de streaming o emocionarte con los estrenos más recientes en cine, debes saber que todo comenzó con un pequeño robot de cabello puntiagudo: Astroboy. Pero, ¿cómo llegó el anime a México? ¿Cuál fue la primera serie japonesa que apareció en la televisión mexicana? Hoy, en Chirchi, te contamos la historia del primer anime transmitido en México y su impacto en la cultura geek nacional.
Corría el año 1964 cuando el público mexicano fue testigo de un fenómeno sin precedentes: la llegada del anime a la televisión. El 20 de agosto de ese año, Astroboy se convirtió en la primera serie de animación japonesa en ser transmitida en México, a través de Canal 5, bajo la dirección del ingeniero Guillermo González Camarena.

Creado por Osamu Tezuka y basado en su icónico manga de 1952, Astroboy no solo fue pionero en su país de origen, sino que también abrió el camino para la animación japonesa a nivel internacional. La historia de un niño robot con emociones humanas y un fuerte sentido de la justicia cautivó a los espectadores mexicanos, quienes nunca habían visto algo similar en la televisión.
La llegada de Astroboy no solo marcó el inicio del anime en México, sino que también demostró que la animación japonesa tenía un atractivo universal. A diferencia de los dibujos animados occidentales, esta serie presentaba una narrativa más compleja, con dilemas filosóficos y una estética única que contrastaba con la animación estadounidense de la época.
Su transmisión demostró que había un mercado interesado en este tipo de historias, lo que motivó a las televisoras a buscar más contenido japonés para sus programaciones. Gracias a esto, años después llegaron otras series legendarias como Kimba, el León Blanco y Heidi, que consolidaron la presencia del anime en la cultura televisiva mexicana.

Luego del impacto de Astroboy, otras series japonesas comenzaron a abrirse paso en la televisión mexicana. A finales de los años 70 y principios de los 80, llegaron títulos como Heidi (1975), una entrañable historia basada en la novela suiza de Johanna Spyri y dirigida por Isao Takahata, quien más tarde fundaría Studio Ghibli junto a Hayao Miyazaki. Este anime demostró que las historias japonesas podían tocar el corazón del público mexicano, independientemente de su origen cultural.
Otro gran éxito fue Mazinger Z en los años 80, el primer anime de mechas que se convirtió en un fenómeno en México. Con una historia épica de robots gigantes y batallas espectaculares, este anime marcó una generación y consolidó aún más la presencia de la animación japonesa en la televisión nacional.
La llegada de Astroboy a México en 1964 fue el inicio de una relación duradera entre el anime y el público mexicano. Gracias a esta serie, se abrió el camino para que más títulos japoneses llegaran a las pantallas nacionales, construyendo una base de fans que, con el tiempo, se convirtió en la vibrante comunidad otaku que conocemos hoy.